Hemeroteca (parte 4): educación en animales de dos patas

Esto lo escribí tras un fin de semana que me tocó trabajar de mañana y me crucé con la chavalería que volvía después de una noche de fiesta. Y cómo de entre todo ellos había un grupo que iba desbarrando, tirando contenedores, cortando la calle... Os lo podeís imaginar. Y si no, pasaos por el centro de Madrid un fin de samana cualquiera, al romper el alba, y lo vereís. Por cierto, siento el ladrillo. Cómo comenté en otra parte de la hemeroteca, en el otro blog escribía pocos post pero de una longitud cojonuda. ¡Hale! A disfritarlo.

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Lo que te dá por pensar cuando no tienes nada mejor que hacer...  Pensando en lo que salió hace algunos meses en los periódicos sobre instaurar de nuevo la "mili" obligatoria, te das cuenta de cosas bastante obvias e hirientes. Se, por muchos motivos, que este post traerá cola.

Se ha pasado de educar en valores a nuestros hijos, a no educarles; y dejar esa labor (que es interna de cada hogar, me refiero a la educación), a los maestros en la escuela. Cosas tan obvias como el respeto a los demás, o la empatía, se han ido a la basura como estándares de usar y tirar. No existe ningún tipo de cordura en las generaciones más jóvenes (estoy generalizando, hay chavales muy válidos; pero hay que reconocer que lo que se vé es como para decirnos algo a los nuevos padres).

Hace unos días ví como en medio de la calle una niña, de no más de 16 años, abofeteaba a una señora de cerca de los 40 (presumiblemente su madre). La crítica viene por dos vertienetes. Una, el hecho de que nadie (ni siquiera yo, cosa por que debo hacer autocrítica) saliera en defensa de la mujer abofeteada (cosa que daría un debate largo y tendido, sobre el autismo personal y selectivo, y falta de empatía en la sociedad actual en grandes urbes); y dos, el hecho de que esa niña tenga el poco respeto hacia su (creo no equivocarme) progenitora, como para abofetearla.

Se me vienen a la cabeza varias frases que me digeron hará un cerro de años, que en su momento me parecian una porquería, y que según creces, les vas viendo el sentido. Una de ellas y creo que la más significativa de lo que ha pasado en esta juventud es: "soy tu padre, no tu colega". Es algo que creo que a ciertos padres se les ha olvidado, ya que creo, que parte (no toda) de la culpa la tienen sus progenitores. Los cuales, sin niguna maldad, han querido otrogarles todo lo que ellos, como padres, no tuvieron en su momento, y acercarse como "amigos" a sus hijos (cosa que veo todos los días, así que en este caso son hechos objetivos, no apreciaciones).


Otra parte de culpa la tienen programas alelantes y sorbe-sesos como Sálvame o... Bueno casi cualquier programa que echen por Telecinco (en otras cadenas hay BASURA con mayúsculas, pero la más aberrante seria ésta), no hacen más que "normalizar" comportamientos y personajes, que lejos están de ser normales. Cuidado, "para criticar debes de conocer", ese es uno de mis lemas, o por lo menos intento ser fiel a él. He sido capaz de ver esos programas y sé que alelan, enganchan, y te dejan practicamente vegetativo en el sofá, y después de 30 minutos te encuentras lobotomizado intentando saber por donde se te escaparon esos 30 minutos de tu vida. Soy alguien que me molestan, en exceso, los gritos y sin embargo me quedé media hora, que se dice pronto, viendo como dos locas casi se despellejan... Si esto lo extrapolamos a cualquiera de las facetas de nuestra vida nos encontramos con que todo lo solucionan a gritos, o a patadas, o un mix de ambas.

Por último, y no menos ilógico, es que se haya tratado de defender tanto a la juventud (cosa muy loable) que casi, antes de cumplir los 18, son impunes de casi culalquier delito. Esto les otorga una soltura en sus actos irrisoria.
Ejemplo práctico y comparado en el tiempo:

Hace 15 años, algo más, quizás: padre regaña a su hijo porque no ordena su cuarto. Padre castiga al menor sin TV (el menor tiene 15 y mide casi 1,80 m). Menor amenaza con denunciar al padre. Padre se cuadra y le dice algo así como: "si quieres, te doy motivos para que me denuncies" (es un ejemplo, no estoy defendiendo este comportamiento, ¡cuidado!). Menor agacha las orejas y santas pascuas.
Resultado: menor castigado y para la siguiente sabe dos cosas: una que tiene que ordenar su habitación; y dos, cuidadín con su padre, que muerde.

En la actualidad: mismo caso, padre regaña a su hijo... Bla bla bla. Pero la actuación del padre ahora es distinta. Padre le explica con muy buenos modos que "dónde va a estar mejor que con ellos, y le explica todas las consecuencias jurídicas de esa denuncia. El menor se crece y no solo le denuncia, si no que a demás, le agrede y alega (porque se las sabe todas) defensa propia y miedo insuperable.
Resultado: menor sin castigar (o castigado pero se lo pasa por el forro), padre agredido y denunciado por malos tratos a menor, y con una orden de alejamento que le hace irse a casa de sus padres (los abuelos paternos).

Aunque parezca que son casos que nos quedan muy lejos o que están alejados en núcleos marginales, o en familias en riesgo de rechazo o exclusión social, lo tenemos muy cerca, quizás no tan exagerados pero haberlos, "haylos".

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