Torturas consentidas

Volviendo a la tierra de los vivos tras un breve paseo por la tierra más allá del río Estigia, he vuelto. Lo sé, soy un dramas.

Iba con la mosca detrás de la oreja de la periostitis tibial, al final, según la fisio, se trata de dolor muscular, debido al sobreesfuerzo. Descanso un par de días (que ya serán menos) y sesión de sado. Y no en ese orden.

La verdad es que, pese a que me imaginaba que iba a ser malo (jugando con el precedente de la espalda), ha sido peor... Jajaja. Bueno, siendo fiel a la realidad es que un masaje en las piernas, según dice la profesional en cuestión, molesta desde el minuto uno, al final de la sesión. Y digo molesta. Dolor durante el setenta y cinco por ciento. No está mal, no es un mal porcentaje.

Hay cosas a tener en cuenta para la siguiente, porque creo que, por suerte o por desgracia habrá una siguiente, es: traer palo para morder o una pelota de goma y una palabra de seguridad como "rojo" o "melocotoncito". Porque por mucho que me dijera la fisioterapeuta, ha disfrutado, mucho más, ella que yo. Porque... ¿Pagar por dolor, es sado, no?

¡Nos vemos en las calles!

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