Casa nueva, vida nueva.

Siempre, cuando planificamos o nos imaginamos dónde vamos a vivir, queremos plantearlo de una manera casi permanente. Es por lo menos fue mi caso.

Pareja recién casada, con dos perretes, busca casa para poner el nido. Y la encontramos. Una preciosa casa adosada a 10 minutos exactos de Atocha en coche. La reformamos y la dimos forma a nuestro gusto. Nos quedó preciosa. Por los alrededores, zonas verdes por doquier... Todo era idílico... Y llegó la pequeña. Esto no fue el detonante para que se rompiera el idilio, pero si que nos hizo cambiar el prisma con el que veíamos el barrio, e incluso nuestra casa.

Ya, el barrio nos parecía nocivo, como para criar a la enana. Donde ibamos ragularmente a tomarnos el "aperitivo", dejamos de frecuentarlo. Y es que nunca estuvo mas cierta la afirmación de que "un hijo te cambia la vida". Si bien es cierto que en nuestro caso, solo nos quitó la venda, y nos hizo mirar a otro tipo de barrios, los cuales consideramos "más sanos". Pero no deja de ser un trastorno.

Ahora nos encontramos, que dejamos una casa, prácticamente a estrenar (con uma reforma de hace cuatro años), y nos vamos a otra casa que véte tú a saber en que estado se encuentra, y/o que achaques le salen... ¡Ah! Y busca financiación... Que esa es otra. Pero eso ya será en otro post, que eso hay que escribirlo con muuucha paciencia.

Bueno estamos en esta vida vida para jugar, así que juguemos. Quien no arriesga, no gana. ¿No?

¡¡Noooos vemos!!


Comentarios

Entradas populares de este blog

La #maraton que hizo "clic"

A #hostias con las telefónicas

Nuevos (y más elevados) horizontes