Mi primera Media Maratón









Llega el día de la carrera para la que te has estado preparando, ya unos cinco meses. Me acuerdo de los exámenes en el cole, de los pocos para los que estudiaba, la sensación es la misma. Sabes que te lo sabes, pero algo dentro de ti te dice que se puede torcer, aún sabiéndotelo bien. Quedan lejos esos dias, pero te sientes igual, de hecho, te sientes mucho mejor. Nervioso y deseando salir al asfalto.

Me levanto temprano (las 6:30), desayuno fuerte, me echo más cereales de lo de costumbre, va a ser una mañana dura. Despúes de ir al baño hasta en tres ocasiones, me visto, nervioso. Reviso, hasta en cuatro ocasiones, que lo llevo todo (aunque lo revisé ayer y lo dejé preparado).

Salgo de casa camino al Retiro, llego ahí como a las 7:30. ¡La leche! Aquí ya está todo el mundo. Me quito los pantalones largos y me quedo con los cortos, hora de meter todo en la bolsa del guardarropa. Me enfundo mis nuevas pantorrilleras como puedo (¡como cuesta meterse esto!). Al lío... Dejo en el guardarropa las cosas y me voy a mi cajón.

Nos avisan, en el previo a la salida, que nos hidratemos bien. Parece que va a hacer calor, el tiempo nos concede una tregua. ¡Genial!

Dan la salida, como estoy en el último cajón, vamos en procesión hasta la salida, pasamos casí diez minutos más tarde.

Estamos en camino ya.

No me lo puedo creer, ya estoy aquí, en medio del paseo de la castellana, y mientras reviso mi corazón a través de mi pulsómetro me digo a mi mismo: "traqui, vamos a mantener al corazón tranquilo a disfrutar, llegaremos donde lleguemos".

Cerca de cuatro torres recibo el primer aviso de mis rodillas, ¡no me jodas!, todavia me quedan un montón de Kilómetros... Paso de ellas, me hago el sordo y tiro. Se pasa... Menos mal. Llegamos al segundo punto de avituallamiento se forma la de Dios, se reparte Powerade y la gente entra en frenesí, consigo enganchar una botella y sigo... Que bien me sienta cada vez que bebo algo. Terminamos Bravo Murillo y damos a Cuatro Caminos. Segundo aviso de las rodillas, esta vez se quejan de verdad, bajo un poco el ritmo y se pasa. Uuuffff...

Llegamos a Republica Argentina y encaramos una ligera bajada continuada, en mis rodillas las noto cada pisada como un martillazo. Me he quedado sin amortiguación. Menos mal que las plantillas que me hice, parecen paliar un poco la sensación de martilleo.

A partir de este momento empiezo a recordar todo el entrenamiento. Apreto dientes y me digo: "tira, tira y no pienses".

Todo lo siguiente lo paso en una nube. Las rodillas pasan a un segundo plano y solo disfruto, de las bandas de rock, y de ver la pechá de Km que me estoy metiendo "sin sufrir". He de decir que "solo" me duelen las rodillas. No llevo sensación de agotamiento muscular ni cardiovascular. No me ahogo ni me falta el aire.

Llegamos a Alfonso XIII, a mi parecer, ya conociendo el recorrido, lo que peor iba a llevar. Y no me equivoco. Con casi 19 Km en las patas la cuesta alfonsiniana se hace un muro y voy viendo cadáveres. Desfondados a mitad de cuesta. No se cómo lo hago, pero pongo la directa y sigo sin parar. A partir de que llego arriba, es terreno conocido. Estoy harto de entrenar aqui. Solo quedan unos cientos de metros. "Tira, tira... Ya estós aquí, no aflojes".

Entro en el Retiro y veo como atienden a un hombre. Le están realizando una RCP. Grito a un corredor que se para para cotillear, y sigo. Llego al arco de meta... Tiempo en el reloj: 02:19:00. La madre del cordero. No me lo creo. Me imaginaba terminar en 2h 30m (por la baja y los Kg de más). Casi me emociono.

Sorpresón. Me meto en la app oficial de la carrera, tiempo oficial: 02:08:21 (lo que viene a ser velocidad constante de locomotora de 10Km/h o 6:00min/Km). Estoy en una nube. Estoy esperando a los fisios y llamo a mi mujer, me dice: "has ido muy rápido, te he estado siguiendo". Casi me vuelvo a emocionar de nuevo. Si no es por ella esto no lo podría haber hecho.

Esto lo escribo casi después de dos semanas y sigo, aún, en una nube.


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